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La tarea pendiente de Kenita Larraín: Dice que le falta reconciliarse con una de sus exparejas

La exmodelo no se cierra a la posibilidad de hacer las pases con el ídolo nacional.

Han pasado casi 20 años desde que se canceló la esperada boda de Kenita Larraín y su novio de aquella época, Iván Zamorano. Horas antes del gran evento, se dio a conocer su suspensión y desde entonces la relación entre ambas personalidades no ha sido buena.

Pero tal y como lo dio a conocer la exchica reality, ha pasado tanto tiempo que está dispuesta a dar vuelta ala página y limar asperezas con el exfutbolista chileno. En entrevista con Jean Philippe Cretton, para Podemos Hablar de CHV, la numeróloga aseguró que le gustaría dar por finalizado ese capítulo de su vida y hacer las pases con Bam-Bam.

En un adelanto del programa, la panelista de Sígueme de TV+ indicó que “estoy súper contenta, porque de alguna forma se solucionó lo de Giuliana Sotela, después lo de Marcelo Ríos y ahora con Daniella (Campos), me falta Iván“.

En este sentido, reflexionó sobre lo que sucedió hace dos décadas reconociendo la valentía que tuvo para cancelar su compromiso el mismo día de la boda. “Hay muchas mujeres y hombres que se casan con la esperanza de que los hijos van a arreglar el matrimonio, y yo sentía que eso no era así, es un error gravísimo”.

Por esta razón, ahora ve todo lo sucedido desde otra perspectiva. “Yo tengo mi familia, él tiene su familia, éramos otras personas en ese momento. Obviamente que, si uno pudiera volver el tiempo atrás, quizás uno diría: ‘Haría esto distinto, haría esto otro diferente’, a lo mejor dice ‘no me hubiera gustado conocerla’, después de todo lo que pasó, ambos sufrimos”, manifestó.

“Obviamente él es un hombre totalmente distinto, me imagino, yo también. Me gustaría expresar que, si en algún momento se da la oportunidad de poder conversar, creo que sería muy sanador”, enfatizó.

Asimismo, agregó que aunque fue difícil en su momento, está tranquila y desde su vereda no existe odio ni rencor en contra del ídolo chileno. “Me eché a un país encima, (…) porque había muy mala onda conmigo. Yo llegaba a un lugar y me empezaban a pifiar, era súper duro. Por lo menos desde mi vereda, siento que eso está muy sano, no tengo ni odio, ni mala onda, ni rencor, quedé con lo bonito y de lo no tan bonito saqué mis aprendizajes”, concluyó.

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