Brad Pitt y Angelina Jolie oficializaron la disolución de su matrimonio tras un proceso de varios años, poniéndole punto final a una de las relaciones más reconocidas de la industria del entretenimiento.
Fue en septiembre de 2016 cuando los actores presentaron la petición de divorcio, por lo que su separación fue blanco de especulaciones y amplia cobertura mediática al ser una de las parejas más icónicas de Hollywood.
En el transcurso de su ruptura amorosa, Jolie y Pitt se esforzaron en resolver sus diferencias y llegar a un acuerdo amistoso por el bien de su familia, pero hubo un problema: la repartición de bienes.
Los artistas se aferraron a sus propiedades impidiendo llegar a un acuerdo: “Han gastado tanto dinero en estas batallas legales, incluida la lucha por la custodia, y Angelina Jolie eventualmente podría haberse quedado en quiebra, por lo que es inteligente reducir sus pérdidas“, aseguró una fuente cercana a la actriz.
¿Por qué no podían firmar el divorcio?
El mayor desacuerdo entre la pareja habría sido cuando Jolie vendió una parte de Chateau Miraval a un empresario ruso. Esta era una finca y viñedo francés del que la pareja era copropietaria.
Cuando sucedió esta venta, el actor reveló que ambos habían acordado vender Miraval en conjunto, o él podría comprarla entera. Así, la expareja hizo negociaciones exclusivas de compra y finalmente llegaron a un acuerdo, completando el divorcio.
Pese al largo proceso, Angelina Jolie y Brad Pitt demostraron su compromiso con la crianza conjunta de sus hijos Maddox, Pax, Zahara, Shiloh, Knox y Vivienne, cuya custodia también fue disputada, manteniendo el enfoque en entregarles un ambiente estable para la familia.
